Nos encontramos situados en el privilegiado Madrid de los Austrias, en pleno corazón del barrio de La Latina, en el número 19 de la Cava Baja.
Las Cavas -La Alta y la Baja- mantienen en el imaginario popular una unión indivisible. Imposible citar a una sin pensar en la otra. Ambas desembocan en la Plaza del Humilladero, pero la Cava Baja parte desde la plaza de Puerta Cerrada, mientras que la Alta lo hace desde la Calle Toledo. Lo que comparten, además de una trayectoria paralela, es un pasado en común.
Durante la dominación árabe de Madrid, entre los siglos IX al XI, eran usadas a modo de pasadizos para comunicar la villa medieval con el arrabal musulmán. Tras la Reconquista, sin embargo, se amplía la muralla que protege el corazón de la ciudad, y es entonces cuando ambas calles pasan a formar parte del nuevo tramo defensivo de la fortificación cristiana.
Quién podría imaginar que la Cava Baja, tan vibrante y llena de vida como la conocemos actualmente, fuera antaño un foso de agua que rodeaba la muralla para evitar el paso enemigo. No hay que olvidar que esta parte de la ciudad es llana, con lo cual se encontraba expuesta. De ahí que en la nueva etapa cristiana de Madrid se decidiera rodear de agua la muralla como medida defensiva.